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domingo, 19 de julio de 2015

Las 5 Claves Que Debes Conocer Para Tu Granja de Caracoles




Clave

Cuestión de tiempo
Como ya se ha dicho los caracoles avanzan a ritmo lento quizás por eso una granja necesita de mínimos cuidados. Tenerla para después de un tiempo dejar de atenderla irremediablemente nos conducirá al total fracaso económico y personal.
En España las granjas funcionan desde mediados del mes de marzo hasta mediados de octubre, antes y después de esos meses, permanecen cerradas. Si bien las granjas no tienen horarios fijos, deben estar preparadas con la alimentación, recibir sus cuidados, etc. antes del crepúsculo (atardecer).
Supongamos que montaste una granja de unos 1.000 m2. Debes saber que este tipo de granja va a requerir de unas 2 horas diarias para su mantenimiento, también debes saber que cada 15 días tendrás que recoger los caracoles tarea que va a demandarte dos jornadas de 8 horas (base 1 persona).

2º Clave

Preparando el terreno


La preparación y ubicación del terreno donde vas a instalar tu granja para la cría de caracoles es una cuestión de vital importancia si quieres conseguir tu objetivo. Vale mencionar que si elijes montarla en medio del desierto, poco o nada podrás hacer.
El lugar a buscar debe estar protegido del viento lo más posible, si se trata de una zona sombría –con árboles que impidan el paso de la luz solar o una ladera- durante gran parte del día, y si además está zona es de humedad relativamente elevada, mucho mejor, este es el entorno ideal para criar caracoles.
Si el terreno dispuesto para la granja se encuentra sobre una ligera ladera es perfecto puesto que va a facilitar el drenaje del agua, si por el contrario el terreno es poco absorbente, los caracoles no querrán quedarse. Si eliges algún tipo de terreno pedregoso va a resultar difícil lograr una buena capa vegetal, algo que resulta indispensable para desarrollar tu negocio de cría de caracoles. Otro aspecto a considerar es la distancia de la granja en relación al lugar donde vivimos. No tienes que olvidar que va a ser tu lugar de trabajo por lo tanto cuanto más cerca se encuentre mucho mejor. Tener que movilizarse a diario tiene sus costes.
Va a resultar de suma importancia para comenzar bien tu granja, contar con una buena capa vegetal, lo más aconsejable es realizar un análisis del suelo para ver su PH (resultado de la relación entre las concentraciones de H+ y OH-), su composición y al menos tener idea de la población de parásitos, bacterias, etc. Que tiene, y si es necesario antes de comenzar equilibrarlo. Incluso si el terreno tiene una leve pendiente no sucede nada.
Deberás estar atento de manera especial durante el tiempo de producción de la granja, de la vida vegetal ya que ella es la que proporciona el alimento de tus alevines –crías recién nacidas-, pero esencialmente es la que colaborara en la creación del micro clima ideal, además de la sombra, aireación, la protección del viento, etc.

3º Clave

Importancia del agua
Aunque pueda resultar una obviedad, la explotación de una granja de caracoles va a necesitar de una cierta cantidad y calidad de agua (unos 6 m3 cada 1.000 m2 de terreno por hora de riego), y debe tener una presión de entre 0.5 y 1.5 kg/cm2.
Si va a ser agua tomada de la red pública puede tener una cierta cantidad de cloro, y si por caso proviene de depósitos aéreos o pozos, va a ser conveniente realizar una desinfección para eliminar algas, bacterias o diferentes tipos de mohos.
Si puedes disponer de estos tres recursos, estás en condiciones de plantearte seguir adelante con el proyecto de cría de caracoles, después toda duda o problema que vaya surgiendo, podrás consultarlo en nuestro sitio.

4º Clave

Qué requisitos debe cumplir para que lo consideremos adecuado
Pues bien, el terreno ideal será ante todo el de base calcárea. Los caracoles necesitan calcio para formar su concha, y las plantas de que se alimenten absorberán este nutriente si la tierra lo posee. Además esta tiene que presentar un buen nivel de drenaje, porque las charcas y el exceso de humedad acarrean enfermedades a los moluscos e incluso la muerte. Para obtener un drenaje natural, la decisión más acertada es adquirir un terreno que posea una leve pendiente; si está orientada al sur, mucho mejor.
Una buena opción para hacer la tierra más permeable y evitar la falta de oxigenación y la acumulación excesiva de agua es agregarle arena fina de río. Sin embargo hay que tener cuidado de que la arena no tenga piedritas, porque sino en ellas comenzarán a pegarse los caracolines. Debemos evitar que los caracoles permanezcan en cualquier sitio. Normalmente, tienen que encontrarse descansando debajo de las plantas, o bien en las paredes y refugios.
Si el suelo de que disponemos tiene base ácida, será conveniente realizar algunas tareas extras para mantener la calidad de la tierra en los niveles deseados. Antes de colocar los moluscos por primera vez, se deberá adicionar medio saco de cal (de esa que emplean los albañiles en el mortero) por cada metro cuadrado de terreno. El material debe ser bien mezclado por medio de la mula mecánica, a
fin de que quede incorporado como parte del suelo de base.
A partir de ese momento, durante los años sucesivos solo hará falta espolvorear polvo de caliza inerte a principios de marzo, cuando se recogen los caracoles. La cantidad ideal es 40 kilos por cada 250 m2. Finalmente, simplemente se debe rastrillar el terreno. Con estas precauciones, se podrá mantener la tierra en óptimas condiciones para la cría. También es importante elegir terrenos que cuenten con lugares sombríos, para evitar que el sol vaya a caer sobre los animales durante todo el día.

5º Clave

Qué caracoles criar


Existen distintos tipos de caracoles comestibles; algunos de ellos están presentes naturalmente en muchos países del mundo y por ello han visto difundida su comercialización, mientras que otras variedades resultan prácticamente exclusivas de ciertas zonas. Dependiendo de sus necesidades y capacidad de adaptación, ciertos moluscos son más costosos que otros. Veamos cuáles son las variedades entre las que se puede elegir al momento de establecer una granja.
El primero que hay que mencionar, por ser el más conocido, es el Helix Aspersa. En el ámbito doméstico es uno de los más comunes, y además ha alcanzado difusión en todo el mundo. Proviene del Mediterráneo, de las costas españolas y francesas, donde se lo conoce como “petit gris” o “zigrinata”. Por ser la especie que presenta mayor capacidad de adaptación a los distintos climas y se puede reproducir incluso hasta los 1000 msnm, hoy abarca el 70% del mercado internacional. En Estados Unidos, Francia, Brasil, Italia y España es la variedad que más se utiliza en los criaderos. Cada Helix Aspersa da al año un kilo de caracoles.
Por su parte, el Helix Lactea u Otala Lactea (mejor conocido como “caracol español”) es un molusco de color muy claro y puede alcanzar los 35 mm de tamaño, al menos en Estados Unidos y España, países en los que abunda naturalmente. Algunos expertos afirman que sabe mucho mejor que el Helix Aspersa. En otras latitudes hallamos el Helix Pomatia, el “caracol romano”. La especie vive originalmente en Francia, Rusia, una parte de Italia y Estados Unidos, siempre en zonas boscosas o viñas, lejos de las agresiones del viento y del mar. Este tipo de caracol puede criarse en alturas de hasta 1500 metros, aunque necesita muchos cuidados para su correcta aclimatación y su periodo de desarrollo es bastante largo.
Otro molusco que prefiere los bosques y regiones de cultivo es el Helix Lucorum, originario de casi toda Europa (excepto el oeste) y de Asia Menor. Es el que presenta mayor tamaño: su diámetro ronda los 45 mm. Uno de los que poseen la carne más apreciada es el Helix Aperta; este caracol vive en los Alpes Marítimos y en regiones costeras de Francia, Italia y África. Un último caso por demás curioso es el del Achatina Fulica: proveniente del África ecuatorial, parte de Asia y América, en ciertos países del mundo –como por ejemplo, Estados Unidos- su importación está prohibida porque se lo considera una plaga

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